jueves, 4 de febrero de 2010

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El cauce del barranco de La Verdellada se ensancha varios metros

La riada del pasado lunes 1 de febrero, ha provocado un ensanche del cauce del barranco de La Verdellada, que en algunos lugares alcanza los 5 metros.





Una riada como la del pasado lunes 1 de febrero, no se recordaba por La Verdellada desde 1977, y aun así, los más viejos del barrio aseguran que en aquella ocasión no fue tan grande como la de este 1 de febrero. Gracias a los trabajos de limpieza del cauce del barranco, realizados por el Ayuntamiento de La Laguna y el Gobierno de Canarias el pasado mes de mayo de 2009, la riada no fue peor y se limito a ofrecer un espectáculo histórico, aunque los vecinos colindantes al cauce pasaron miedo, ya que faltó poco para que el agua llegara a sus viviendas. Si no se hubiera limpiado el barranco, y recordando la cantidad de maleza y chatarra que había en él, hoy estaríamos hablando de una desgracia histórica.


Viendo tras la tormenta como ha quedado el barranco, sorprende ver los niveles y volumen de agua que tomó, aunque más sorprende ver como el cauce central se ha ensanchado de manera natural hasta en 5 metros más en algunos tramos concretos. En la zona de Jardina, cayeron más de 270 litros por metro cuadrado, y la estación meteorológica de La Verdellada registró 256 litros ese mismo día, una cifra que no se recordaba por esta zona desde que existen registros aquí. Tal cantidad de agua fue la causante de la riada del barranco, que recoge toda el agua que viene, de entre otras zonas, de Jardina y de La Laguna centro, que en la boca del túnel de la Casa del Barco alcanzó los 6,50 metros de altura a las 18,40 horas de la tarde, una cota histórica de la que no habían datos.


Al bajar el nivel de las aguas, la imagen de limpieza y amplitud que ofrece el barranco verdeño reconforta la vista, y alimenta la teoría de que fue una gran riada de estas características la que arrasó con la casa del Molino de Agua a finales del siglo XIX. Y no es para menos, ya que una riada con esa fuerza, que además cubrió hasta más de la mitad la torre de los restos del viejo Molino de Agua, no es de extrañar que hubiera sido la causante de la desaparición de la casa que había a sus pies.

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