En un día del mes de abril de 1971, fue inaugurado oficialmente el Colegio Nacional de Nuestra Señora del Coro, que años más tarde se convertiría en nuestro ya histórico Colegio Público de La Verdellada.
Situémonos a finales de los años 60 del siglo XX, con España inmersa en una bonanza económica por la “apertura” del régimen Franquista a la economía liberal, con la que se emprenden reformas de carácter educativo más propias a la universalidad de la educación, alejándose levemente de la política educativa de carácter confesional católica en la teoría, que se aplicaba hasta entonces.
España inicia un potente plan de construcción de grandes colegios públicos a lo largo y ancho del país, gestionados directamente por el estado y no por organizaciones religiosas o personas privadas como era habitual hasta aquellos años. Fue el mayor plan de construcción de infraestructuras educativas de la historia de España, alimentado por la política de fomento de la natalidad, que dio como resultado la generación "babyboom".
A la par de este plan de construcción de grandes escuelas públicas, se fue gestando la Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa (LGE), que regula y estructura, por primera vez en el siglo XX, todo el sistema educativo español. Fue una ley de gran alcance, que pretendió superar las contradicciones internas en las que había caído el sistema por sucesivas reformas sectoriales, insuficientes para responder al acelerado cambio social y económico de la España de aquellos momentos.
Los planteamientos de la nueva ley se inscribían en la tradición educativa liberal y suponían un reconocimiento implícito del fracaso de la educación autoritaria de los anteriores 30 años. Así, se estructura el sistema en cuatro niveles: Preescolar, Educación General Básica (E.G.B.), Enseñanzas Medias (B.U.P. y C.O.U.) y Enseñanza Universitaria, sistema que aún pervive en partes en la actualidad.
En La Laguna, se construyeron en dicha época un total de cinco colegios, para los que se utilizó el mismo esquema constructivo, mismo diseño arquitectónico, y misma estructura y división interior. Dichos colegios fueron el de San Benito, el de San Bartolomé de Tejina, el de Lope de Guerra en Valle de Guerra, y el de Nuestra Señora del Coro en La Verdellada, que curiosamente tomó el nombre de esta virgen de advocación Vasca, en homenaje a la esposa del Gobernador Civil de aquella época, don Javier Elorriaga, que actuó como madrina del colegio en su acto inaugural.
El colegio fue abierto oficialmente coincidiendo en parte con la entrega de las viviendas de la primera fase de la Urbanización La Verdellada (a los vecinos expropiados en la zona de la Cruz Chica y San Lázaro con la construcción de la autopista del norte) a finales del año 1971, aunque al ser su primer uso el de colegio de ámbito comarcal, tuvo alumnos de Geneto, los Valles, la Cuesta, el Bronco, Las Mercedes, Lomo Largo, San Roque, Gracia, Finca España, La Hornera y parte de La Laguna.
La parcela del colegio formaba parte de la finca matriz en la que se diseñó y construyó toda la urbanización La Verdellada, cuyas obras se iniciaron en 1969, financiadas y promovidas por el entonces Ministerio de la Vivienda. La urbanización se dividió en tres fases, dos de viviendas (32 bloques), y una de infraestructuras y servicios como fue el propio colegio, la cual se concluyó casi un año antes que las propias viviendas.
El colegio tuvo en sus orígenes un total de 24 aulas en uso, más dos módulos con 4 aulas prefabricadas para alojar los preescolares, una casa para el guardián, dos comedores con turnos de servicios en el que trabajaban cuatro cocineras, salón de actos y dependencias de administración, además de las primeras canchas deportivas que existieron en toda La Verdellada.
En sus primeros años de servicio, el Colegio de La Verdellada llegó a tener más de mil alumnos, llegando a rozar los 40 niños por clase en algunos cursos. Hablamos de una época de alta natalidad, dónde los colegios públicos de estas dimensiones eran escasos, de ahí que se les diera un amplio uso comarcal. Un total de siete guaguas se encargaban a diario de transportar a los alumnos de sus pueblos y barrios de origen hasta el colegio.
Su primer director, y en sí uno de los más carismáticos de su historia, fue don Germánico Álvarez, que en los duros años que le tocó dirigir el centro, montó la formación profesional, un taller de carpintería, una escuela de radio y televisión, un gabinete de fotografía y hasta un periódico escolar.
Don Germánico, además consiguió la integración de los padres en la vida escolar, con clases de alfabetización y graduación básica para adultos en horarios de tarde y noche, así como la participación de estos en la radio escolar. Tan carismático fue don Germánico, que recibió en su jubilación el 28 de octubre de 1982, la Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, por sus cuarenta años de dedicación a la enseñanza pública.
Al inicio de la década de los 80, consolidada ya la actividad docente del colegio en la zona, y tras la apertura de nuevos colegios en La Cuesta, Finca España, Padre Anchieta o en La Laguna, el colegio redujo su ámbito de acción y cambió su denominación de Colegio Nacional Mixto Nuestra Señora del Coro (1971), por el de Colegio Nacional Mixto de La Verdellada (1975), y posteriormente por el de Colegio Público La Verdellada (1988).
Don Antonio Cámara |
Tras la jubilación de don Germánico, tomó el relevo en el dirección don Antonio Cámara, muy conocido en el barrio, ya que vivió en el bloque número uno de la primera fase de la urbanización, donde combinaba su actividad docente con su propio estanco librería, justo frente a la entrada principal del colegio.
Sin duda, los años 80 fueron los años dorados de este colegio en cuanto a su implicación social con La Verdellada, puesto que vivió en sus entrañas todo el crecimiento y arraigo de miles de nuevos vecinos que una década antes había ocupado la nueva urbanización. La implicación del colegio en la vida social del barrio en estos años fue vital, tanto en el ámbito familiar como en el cultural, social y festivo.
A finales de la década, tras la jubilación de don Antonio Cámara, dio paso en la dirección a un director joven que dejó huella en el corazón de sus alumnos, tal y como fue “Mike”, alma mater de la implicación social del barrio en la vida del colegio más allá del ámbito educativo.
Mike asumió el mando del colegio con un equipo de profesores jóvenes, con ganas de innovar, tanto que fueron de los primeros colegios en quitar de su sello el escudo preconstitucional, lo que causó cierto escándalo en la época. En esta etapa de la dirección del colegio, se creó el periódico escolar “Tanausú”, que curiosamente fue el que inspiró varios años después el nacimiento de la propia revista del barrio, “El Verdeño”.
A finales de los años 80, se cierra el comedor escolar por falta de financiación, fueron demolidos los prefabricados de los preescolares, construyéndose allí el centro anexo de infantil de la calle La Floresta, y se cierra el porche del nivel -1 del pabellón uno del colegio, para crear una nueva sala para las actividades extraescolares y también vecinales del barrio, que en la actualidad se ha convertido en un almacén.
En 1990 se aprueba una nueva ley de educación en España que derogaba la de 1970, por la que se había regido el colegio desde su apertura. Estamos hablando de la L.O.G.S.E., con la que inicia el proceso de desmantelamiento de parte de la estructura social y uso del colegio por parte del barrio.
El Colegio con el comienzo de la aplicación de la L.O.G.S.E. y normas adicionales complementarias de autonomía en la gestión del mismo, comienza paulatinamente a cambiar su filosofía de uso y gestión, hasta cambiar por completo la interacción entre el barrio y el centro que impregnó su vida en los años 70 y 80.
Así pues, los años 90 se vieron marcados por la planificación y paulatina implantación del nuevo sistema educativo, que con su implantación total a finales de la década, despojó al centro de los niveles de 7º y 8º de la antigua E.G.B., convirtiendo al colegio en un centro exclusivo de educación infantil (antiguos preescolares) y primaria (que englobó los 6 primeros cursos de la antigua E.G.B. divididos en dos etapas).
De esta forma los alumnos del colegio que alcanzaran el sexto nivel, ya no podían continuar en el centro y tenían que matricularse en los institutos más próximos para cursar la secundaria, siendo los centros de referencia para La Verdellada, los institutos Viera y Clavijo, Domingo Pérez Minik, o La Laboral.
Con estos cambios, al alba de la década del 2000, el Colegio Público de La Verdellada pasa a denominarse “Centro de Enseñanza Infantil y Primaria La Verdellada”, con la aplicación total de la L.O.G.S.E., con lo que el centro pierde casi un tercio de sus alumnos, por lo que se traslada la actividad docente del pabellón uno al dos, para concentrarla toda en el edificio de mayores dimensiones.
En esta etapa se crea el primer logo propio del colegio (que años después se cambia por un columpio, y posteriormente por el actual molino de viento), y se instaura por primera vez un uniforme oficial, que con los años también se ha cambiado en varias ocasiones.
En lo referente a los logos del colegio, el primero de ellos fue elegido a través de un concurso de propuestas entre los alumnos, ganando uno que representaba una hoja de planta, que si bien se presentó como una hoja de la viña que da nombre al barrio, es decir el verdello, lo cierto es que se parecía demasiado a una de marihuana.
Tuvieron que pasar algunos años, para que tras la polémica correspondiente, fuera cambiado por un diseño básico y transitorio de un columpio que no decía nada sobre el barrio. Calmadas las aguas, en 2017, ha propuesta de un padre de alumno, se presentó el logo actual y definitivo del colegio, que conjuga el nombre del barrio con elementos patrimoniales del mismo, como el molino de viento de la Casa del Barco o un racimo de uvas verdellas.
En estos años, desde el 2000 hasta el 2019, los edificios han ido sufriendo muchos cambios, fruto de diferentes reformas, mejoras y ampliaciones. El cambio de las cubiertas de amianto, la reposición de sus muros, la reforma de aseos, mejoras de accesibilidad, reforma de sus canchas, impermeabilización de fachadas, creación del huerto escolar, o la reposición de cocinas para la recuperación del servicio de comedor, entre otras tantas.
Un hito a destacar fue el traslado de la actividad docente infantil, los antiguos preescolares, desde el edificio independiente de la calle la Floresta al pabellón 2, dónde se concentra toda la actividad docente en la actualidad. Dicho edificio independiente de la Floresta fue reformado, y desde 2018 se ha convertido en un importante nuevo recurso de formación para adultas en el barrio, como un centro con amplia oferta educativa dependiente del CEPA San Cristóbal.
En esta última década, el colegio rompió con la línea de asilamiento frente al barrio que se instauró desde finales de los años 90, y comienza un trabajo de apertura e implicación con las actividades sociales del entorno. Es de destacar en este sentido el trabajo de los cuatro últimos directores, con los que se impulsaron jornadas de puertas abiertas, y se apoyaron iniciativas trabajadas de la mano del AMPA, y con la colaboración de la Federación de Asociaciones Unión Verdeña, que se han convertido en tradiciones, como han sido la Romería Escolar del Día de Canarias, o la participación del colegio en el coso escolar del carnaval de La Verdellada.
En definitiva, este colegio forma parte intangible de la historia social, educativa y cultural, tanto de La Verdellada como de Barrio Nuevo, puesto que los recuerdos, vivencias y vida que guardan las paredes de ese robusto edificio, jamás podrán ser borrados de la memoria de sus vecinos y ex alumnos.
Por este colegio han pasado varias generaciones de Verdeños y Viñaneros, sin contar a los números alumnos de zonas más alejadas de Barrio Nuevo y La Verdellada, a lo largo de estos 50 años de historia desde su apertura en abril de 1971. Generaciones y generaciones, padres, hijos, e incluso nietos y ya bisnietos, que miran hoy con nostalgia y orgullo lo que ha significado este centro en sus vidas.
Especial agradecimiento al Grupo de Facebook de ex alumnos del Colegio de La Verdellada, por la magnífica recopilación de fotografías sobre la historia del centro que han hecho durante estos años, de la cual hemos utilizado algunas en este especial.
Este artículo esta dedicado a todas las personas que de una manera u otra, tienen alguna historia, vivencia o experiencia profesional o de vida, como su formación, ligada al Colegio de La Verdellada.