viernes, 9 de octubre de 2015

NOTICIAS

La Verdellada prefiere ser Blanca y Verde

El cambio de colores en los bloques de la Urbanización de La Verdellada tras el inicio de las obras de rehabilitación con la primera fase hace ahora casi diez años, nunca ha terminado de convencer a toda la comunidad.



En el año 2016, se cumple una década del inicio del ARI de La Verdellada, el primer plan de rehabilitación de viviendas que se inició en Canarias con el nuevo sistema de copago entre administración y propietarios. Fue el plan piloto, que luego se exportaría a otros barrios del municipio, y copiado para otras decenas de municipios en toda España.

Antes de aquel año 2006 de inicio de obras, hubo otros tantos años de negociaciones y reuniones entre la entonces alcaldesa, Ana Oramas, el que era concejal del barrio Fernando Clavijo, la concejala de viviendas Blanca Pérez, el presidente de la asociación de vecinos de entonces Jonathan Domínguez, el ex presidente de Canarias Adán Martín, y el ex presidente del Cabildo Ricardo Melchior, para concretar y formalizar la apuesta por la rehabilitación de La Verdellada, con la inclusión de los necesarios ascensores.

Con este plan de rehabilitación, llegó quizás una de las decisiones más controvertidas de la historia de la urbanización, tal y como ha sido el cambio de color de los bloques, del histórico blanco y verde único y característico del barrio, al rojo teja y blanco que se ha ido dando a cada uno de los bloques rehabilitados.

Pasados diez años del inicio de la primera fase, todavía la gente debate y discute el color elegido, unos dices que por las comunidades de esa primera fase, y otros por los técnicos de Muvisa sin consenso con los vecinos. Lo cierto es que en la Asociación de Vecinos nadie sabe quien dio el visto bueno al nuevo color, que sin consenso fue “impuesto” sin debate vecinal, de hecho cuando preguntas a los protagonistas políticos del logro, ninguno recuerda quien eligió el color.

Ya se han ejecutado las 1ª, 2ª y 3ª Fase de las obras de rehabilitación, y cada una de ellas ha ido pintando los bloques con un tono de pintura parecido pero no igual, y a las claras, visiblemente de distintas calidades, tanto así que hay fases más nuevas cuya pintura ya se está cayendo mientras que en la primera aun sigue intacta.

A las criticas por las calidades de las pinturas se suma la de los tonos, parece mentira que no se vigilara que en las distintas fases las empresas adjudicatarias respetaran la referencia y calidad de las pinturas. Hay bloques pintados con las obras hace 4 años, que están en peor estado, pintura despintada y agrietada, que algunos de los pintados hace 25 años de blanco y verde.

La paralización de la rehabilitación por la crisis en 2012, ha hecho que en espera del inicio de la 4ª fase ya aprobada, muchas comunidades de bloques aun sin rehabilitar hayan tenido que asumir de urgencia la pintura de sus fachadas, en las que como nota a destacar, han decidido mantener el verde y blanco y no sumarse a la gama roja que no termina de convencer.

Nadie discute en el barrio que la rehabilitación de las viviendas sea necesaria y fundamental para garantizar el futuro de la urbanización, mejorando la calidad de vida de sus vecinos con la dotación de ascensores, pese a los casos de algunos mal acabados o deficiencias en la ejecución de algunas fases por parte de las empresas adjudicatarias. Sin embargo, el debate de los colores nunca se muere ni logra enterrarse, porque a día de hoy, la inmensa mayoría de los vecinos sigue prefiriendo el característico verde y blanco.  

Por este motivo el debate sobre los colores se ha revivido este verano con las intervenciones hechas por varias comunidades de edificios no rehabilitados volviendo a pintar sus fachadas de verde y blanco, lo que ha llevado al planteamiento de que la nueva y 4ª fase no opte por cambiar el color al rojo, sino por mantenerse en una gama de verdes o verdes-grises y blancos. Los vecinos han pedido a Muvisa que antes de pintar los edificios del color que les de la gana, sean los vecinos los que lo elijan, o se mantenga el color que durante 45 años ha dado identidad a la urbanización. El debate está servido.