viernes, 8 de marzo de 2024

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El legado de don Rosendo Díaz Méndez 30 años después

Este 8 de marzo se cumplen 30 años del fallecimiento del hombre que lideró la recuperación y configuración de las Fiestas Patronales de La Verdellada en los años 80. 



Para muchos vecinos de La Verdellada, "Rosendo Díaz Méndez" es el nombre de una de las calles más pobladas del barrio, sin embargo para otros tantos conocedores de la historia verdeña, fue una figura histórica, un líder vecinal que trabajó para recuperar la celebración de las Fiestas Patronales de La Verdellada en honor de Nuestra Señora la Virgen de Lourdes, y además, un emprendedor en la agricultura, la ganadería y la hostelería, con aquel histórico bar que sería referencia isleña en la elaboración, entre otras exquisiteces canarias, de la carne de cabra, la carne a la brasa, acompañadas de buenas papas arrugadas, y un buen vino del país.

Don Rosendo nació en La Orotava en 1932, y tras casarse con doña Julia, compró un solar a don Felix Pérez Linares en La Verdellada, dónde construyó su casa, creó su familia, y montó un bar que gestionó hasta su muerte. El "Bar Rosendo", en la actual calle Gabriel García Marquez (hoy es una pizzeria), se convirtió en referencia y punto de encuentro desde su creación, y más cuando tuvo la iniciativa de ponerse al frente de la comisión de fiestas, e impulsar la construcción de la capilla de la Virgen de Lourdes para que se quedará definitivamente en el barrio.

Entre los años 70, y mediados de los 90, los bares del barrio era el lugar de encuentro para el ocio, no había locales sociales de ningun tipo, y al final, eran los propios hosteleros quienes impulsaban actividades socioculturales comunitarias. En este ámbito don Rosendo Díaz Méndez no sólo fue pionero, sino que supo generar en las familias un sentimiento de pertenencia a la comunidad, que sería el germen del programa habitual de actividades que años despues asumió el movimiento vecinal.

Don Rosendo organizaba bailes, fiestas de fin de año, excursiones por la isla, loterias y actividades que no solamente formaban parte de su legítimo negocio, sino que ante la escaces de alternativas de la epoca, eran un servicio social para unir a los vecinos. Muchas veces el bar se convertía en encuentro de parranderos de todos lados, porque su fama lo convirtió en lugar de moda a inicios de los 80.

Muchos mayores del barrio de ayer y de hoy, jóvenes en aquellos años, cuentan con nostalgia que visitaron el Teide, Los Gigantes, el Drago de Icod, o la playa de Las Ámericas por primera vez en su vida gracias a las excursiones que organizaba el Bar Rosendo. Detalles que hoy parecen poca cosa, pero que en los 70 u 80 del siglo pasado eran la diferencia entre tener algo de vida y ocio, o no tener absolutamente nada.

Pero sin duda, y por lo que pasó a la historia documentada, fue por presidir la comisión de fiestas y configurar la base del actual programa de las patronales verdeñas en honor de Nuestra Señora la Virgen de Lourdes. Su habilidad para movilizar a un grupo de vecinos, convencer a don José Pérez para que cediera un trazo de solar, contruir la capilla de la virgen y dejar definitivamente la imagen en el barrio, fueron sus mejores aportaciones.

Don Rosendo Díaz Méndez falleció el 8 de marzo de 1994, tras varios días hospitalizado por un accidente coronario, y su partida inesperada generó gran consternación en el barrio verdeño, puesto que su figura siempre estuvo, y lo estará para la historia, relacionada con la defensa de lo que hoy englobamos en las "tradiciones verdeñas", que no deja de ser en definitiva, el sentimiento de pertencia, o la identidad de La Verdellada.

Cuatro años después de su muerte, el barrio le rindió homenaje y memoria con la rotulación de una de las nuevas calles con su nombre, tras ser previamente aprobado por el Pleno del Ayuntamiento de La Laguna. La propuesta partió de la Asociación Juvenil Ajuve y la Asociación de Vecinos Los Verdeños, y permitió que el barrio tenga una referencia que le permita recordar y mirar a su pasado, para valorar todo aquello que tiene en su prensente, y comprender el compromiso comunitario dquesupone  ese deber de cuidar lo que somos para que siga vivo en el futuro.