sábado, 4 de diciembre de 2010

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Alumnos de la ULL experimentan lo que será la ruta de Araguy por el barranco de La Verdellada

El concejal de zona Jonathan Domínguez, fue el guía de estos jóvenes, por lo que será en un futuro una ruta divulgativa de los tesoros arquitectónicos y etnográficos que esconde el barranco de La Verdellada.





El pasado mes de noviembre, un grupo de alumnos de quinto curso de la carrera de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna, junto a su profesor Miguel Clavijo, realizaron de manera experimental una visita por la ruta etnográfica del barranco de La Verdellada, para apreciar, valorar y conocer los secretos arquitectónicos y culturales que conserva el barranco, así como sus valores naturales y paisajísticos. La actividad se enmarcaba en el estudio de la integración social e histórica del barranco en el barrio, destacando el trabajo del barrio y del ayuntamiento a la hora de rescatar los valores de este espacio para su conservación, protección y conservación de cara a futuras generaciones.
 
El concejal de zona de La Verdellada, Jonathan Domínguez, es uno de los mayores conocedores del contenido, trayecto y secretos del propio barranco, ya no sólo por su labor a la hora de reactivar los proyectos de recuperación del mismo desde que fue nombrado edil del ayuntamiento lagunero, sino por el trabajo que desarrolló de recopilación de información y catalogación de contenidos sobre los valores del cauce, durante sus casi 18 años como miembro del movimiento vecinal del barrio, desde donde se impulsaros las iniciativas conservacionistas del mismo. Por este motivo los alumnos de la universidad recibieron una clase muy didáctica y divertida que cambió por completo su visión de este barranco, que pese a su integración urbana conserva gran parte de su patrimonio natural y etnográfico.
 
Domínguez además de enseñarles las situaciones de los elementos arquitectónicos más destacados del cauce, también les habló de la evolución de la percepción y visión vecinal del barranco a lo largo de la historia. Y es que este barranco fue el principal valor de la zona en los siglos posteriores a la conquista, vinculándose hasta bien entrado el siglo XX, todas sus actividades económicas, principalmente agrícolas y ganaderas, a su propia existencia. Incluso los orígenes del barrio de La Verdellada actual se vincula a este barranco, ya que fu de ahí de donde los vecinos sacaron recursos como la arena, el agua o la piedra para fabricar. Posteriormente hubo dos generaciones que dieron la espalda al barranco y lo utilizaron como vertedero, hasta que resurgió el movimiento conservacionista que en las dos últimas décadas ha vuelto a concienciar a los vecinos de la importancia del mismo para la zona, por su valor histórico, natural y etnográfico.
 
En el barranco de La Verdellada existen restos de dos molinos de agua y un horno de cal con 500 años de antigüedad, que pese a considerarse de las estructuras arquitectónicas más antiguas de cuantas de conservan en la ciudad, habían estado olvidadas durante décadas. En el barranco en el tramo de La Verdellada, también existen varias galerías artificiales, restos de la cultura aborigen, unos lavaderos del siglo XVIII, o varios nacientes naturales.
 
El ayuntamiento ha iniciado un proceso largo de recuperación del cauce de este barranco y de las ruinas de sus molinos y hornos de cal para su posterior exhibición en las mejores condiciones posibles. Dentro de este plan, se irán recuperando espacios del barranco para el disfrute de los vecinos y visitantes, con miradores o senderos que faciliten su conservación e integración en el espacio urbano que lo rodea. La primera fase de estos trabajos se prevé estén listas para la próxima primavera.

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