Poco a poco las borrascas empiezan a aparecer y una tras otra van pasando cada vez con más frecuencia sobre nuestras islas, y por ende, nuestra ciudad empieza a ser rociada con asiduidad por las pertinaces lluvias tan características de nuestro otoño lagunero. La Verdellada no queda ajena a este espectáculo natural, y por tercera vez en este otoño, el barranco baja con un caudal bastante considerable de agua para la época en la que estamos. Las lluvias de los últimos días han vuelto a revivir nuestro particular “rio” estacional, como sumidero natural de todas las aguas de lluvia que caen sobre la ciudad y su vega.
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