sábado, 29 de julio de 2017

PREGÓN 2017

FIESTAS PATRONALES DE LA VERDELLADA EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DE LOURDES

PREGÓN 2017


Don José Jonathan Domínguez Roger-Bessú
Concejal - Teniente de Alcalde





Saludos a las Autoridades presentes, Sr. Presindente del Gobierno de Canarias, don Fernando Clavijo. Al Excmo. Sr. Alcalde de La Laguna, don José Alberto Díaz. A la Sra. Vice Consejera de Medio Ambiente y Seguridad del Gobierno de Canarias, doña Blanca Pérez. A los vecinos todos. 

Agradecimiento especial al amigo Sergio de Armas por la presentación hecha de mi persona para este pregón.


Muy buenas y calurosa tarde.

El pregonero, era antiguamente el oficial público que en alta voz daba difusión a los pregones, que eran anuncios para hacer público y notorio todo lo que se quería hacer saber a la población. Los pregoneros oficiales o públicos tienen su precedente en los praecones romanos, pero en la actualidad su uso se ha ido centrando en una persona que es elegida por sus conocimientos, virtudes o status social, para anunciar en acto de gran concurrencia el inicio de las festividades mayores del pueblo.

En La Verdellada, la figura del pregón y su pregonero se instauró en el año 2000, buscándose con este acto, que personas de gran relevancia en la cultura, la ciencia, la educación, el arte, la política, las instituciones, etc., participaran de las fiestas de La Verdellada aportaran textos para la historia verdeña, y ayudaran con su nombre a enriquecer y difundir el legado de nuestras tradiciones, de nuestro barrio, de nuestras gentes…  No se por tanto en qué lugar de referencia me querrían poner cuando me señalaron, puesto que allá donde voy, no dejo de ser un simple hijo de La Verdellada.

Ser el pregonero de nuestras Fiestas Patronales, esos festejos que para mí han sido algo más que experiencia y aprendizaje, porque ellos han sido buena parte de mi vida; supone para mi algo más que un honor. Tanto lo es, que me ha costado más de lo habitual poder marcarme una guía y decidir que contarles, que sirva para enarbolar la historia de nuestras fiestas, y al mismo tiempo, aportar lo que mejor y buenamente pueda, desde el corazón, para la historia de La Verdellada.

Precisamente me pidieron que les hablara de la historia de las fiestas, y les hablaré de la historia de las fiestas; pero también les hablaré de los sentimientos que desprenden por y para este barrio en el que vivo desde que nací, donde crecí, y dónde me hice un hombre para aportar en mi día a día, en mi trabajo, mi grano de arena al presente, y por el futuro de La Verdellada.

Así pues, comienzo con un agradecimiento expresó a la Comisión de Fiestas por la invitación. Agradecimiento especial a Moisés Afonso, mi sucesor y leal amigo, gruñón el primero pero con un corazón que no cabe en esta plaza. Agradecimiento por guardar con celo patrio que hoy pudiera ser yo vuestro pregonero, en un año tan especial y significado como el de las bodas de Oro de un inseparable matrimonio, el que este barrio firmó con su patrona en 1967.

Por lo tanto son días para sacar orgullo y dejar que afloren los sentimientos, los recuerdos y vivencias de nuestra gente, tanto en las fiestas como en transcurrir diario de hacer de este barrio un pueblo, que se mira a sí mismo cada verano en sus fiestas para recordar sus orígenes y celebrar por todo aquello que nos une.

Hace años escribí en un libro de las fiestas, que “un barrio es un sentimiento, es una calle larga, serena y familiar con un árbol al fondo que ha crecido junto a tu diario caminar; Un barrio es un baile veraniego con la madrugada, son cuatro paredes infinitas que siempre puedes traspasar, es un cielo despejado como la libertad; Un barrio es un mundo grande de historias interminables que caben en una maleta de madera, es un saludo amable, una sonrisa diaria, una guerra contra la tristeza y la soledad”... Hoy con este pregón quiero reafirmarme en cada una de aquellas palabras.

El Barrio de La Verdellada es nuestra casa, que como cada verano se engalana para festejar a la señora, a la madre, a la protectora, a la imagen de Nuestra Señora de Lourdes que siempre ha sido todo oídos y mirada espiritual para los Verdeños. Bella imagen que humildemente la gente adoptó como patrona hace ahora cincuenta años, y que aun hoy despierta mayores devociones, porque cuando la miras a los ojos, sin mover los labios siempre nos consuela. Y doy fe de ello, hace unos años la vida me dio una segunda oportunidad, me agarré férreamente a todo lo que amaba y quería, y en esa lucha la mirada de nuestra patrona nunca abandonó mi mente.

Cada verano La Verdellada agradece con sus fiestas a la virgen la protección que recibe, y este año no podía ser menos tratándose del 50 cumpleaños. Unos años con más lujos y otros con menos pero siempre con la misma idea, con el mismo estilo, y con la misma ilusión colectiva. Cada año que pasa, es una larga historia que guardar, es nuestra memoria colectiva que juntos vamos escribiendo para que los Verdeños del futuro, continúen esta misión y pueblo al que llamaron, llaman y llamarán “La Verdellada”.

La historia de La Verdellada se remonta siglos atrás, cuando estas fincas eran de los Marqueses de Villanueva del Prado y pasaron por ellas casi todos los monocultivos que ha tenido Canarias tras la conquista; Pero ya antes de llegar los castellanos en este barrio había vida “por dónde bajaban las aguas”, entorno a su barranco, joya etnográfica a la que los guanches llamaban Araguy, un topónimo propio que debería ser recuperado.

Pero podríamos resumir que la historia de La Verdellada tiene un antes y un después a 1967, y es que, si bien se data el nombre del pago de La Verdellada desde el siglo XVII, con la existencia de un cercado de viñas de uva verdello; una uva de origen portugués y que en Portugal sus zonas de cultivo se llaman, curiosamente, “Verdelladas”.  Y es que antes de 1967, a este barrio creciente, sacrificado, de humildes agricultores y nuevos obreros, le faltaba el elemento que los uniera en una entidad colectiva, les oficializara una suerte de idiosincrasia y unidad que finalmente se obtuvo con ella.

La sagrada imagen de Nuestra Señora de Lourdes, que llegó a la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán a inicios del siglo XX; pero nunca fue expuesta al culto, siendo entonces custodiada en la sacristía del viejo templo lagunero. La imagen fue adquirida una devota de la ciudad y donada a la parroquia a principios del siglo, ya que las características de la imagen son propias de las primeras de escayola y pasta de madera de fines del siglo XIX. Podríamos estar ante una de las más antiguas imágenes de la Virgen de Lourdes de Tenerife, por lo que su valor es aun mayor desde el punto de vista artístico.

Hay que situarse en aquellos tiempos para entender nuestra historia. Desde la década de los 50, al sur de Aguere y entorno a la Casa del Barco, brotaba en los llanos de La Verdellada un humilde barrio de casas terreras, auspiciado por la veloz venta en solares de la finca de don Félix Pérez Linares. Aquellos solares fueron dando paso a pequeñas casas de autoconstrucción, habitadas mayoritariamente por gentes trabajadoras de la propia ciudad, del norte y del sur de la isla, del vecino barrio del Timple o de las montañas de Anaga… Por poner algún ejemplo: Mi madre, mi bisabuela Virginia y mi familia materna, llegaron en aquellos tiempos procedentes del vecino Barrio del Timple.

Aquel naciente barrio creció entre la humildad, el trabajo y las miserias de la lejanía y la falta de servicios básicos. Esto dotó al nuevo verdeño de la iniciativa y las ganas de luchar por su entorno, la necesidad de unión ante la adversidad, y así, con apenas un puñado de habitantes fundaron el 12 de diciembre de 1959 su sociedad de vecinos, la actual Asociación de Vecinos Los Verdeños, a través de la cual se unieron en el trabajo de lograr el agua potable (1964), la luz eléctrica (1967), el puente para poder cruzar el barranco (1971), o la patrona para sentirse un verdadero pueblo.  

En 1967, el vecino don Juan José Rodríguez Trujillo (fallecido en 1997), como miembro de la Real y Venerable Hermandad del Santísimo Rosario de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, intervino para que el entonces párroco don Miguel Hernández Jorge (1912-1972), cediera aquella humilde imagen de la Virgen de Lourdes al creciente barrio de La Verdellada, que en aquellos tiempos pertenecía a dicha parroquia.

Para ello, don Miguel que conocía bien su iglesia, indicó a Juan José que organizará una colecta en el barrio para justificar la compra de la imagen por parte de los verdeños, y así evitar que en un futuro algún feligrés del casco reclamara la imagen al barrio. En julio de aquel mismo año, se celebró la primera bajada “mariana” de la Virgen de Lourdes. Cuentan quienes la vivieron, que el barrio se volcó en la celebración, haciendo flequillos con papel de cebolla, pegados con papa guisada en sogas de pita, y adornaron el barrio para recibirla.  

Es curiosa casualidad que la Virgen de Lourdes llegara al barrio de La Verdellada a la par de la luz eléctrica, una simbiosis de luz física y espiritual, que explotó en jubilo para hacer pueblo y al mismo tiempo darle protección.

Durante todo el mes de julio de 1967, los Verdeños acogieron con fervor a la sagrada imagen con un programa de actos con muchas actividades para los más pequeños, bailes, sortijas, papadas. Se estaban celebrando las primeras Fiestas Patronales de La Verdellada y una amplia comisión de vecinos se había hecho cargo de que los festejos no quedaran en el olvido.

El primer domingo de agosto de 1967, la Virgen regresó a Santo Domingo de Guzmán, para repetir bajada algunos años más, hasta que quedó definitivamente en el barrio, cuando en 1981 se construyó su actual capilla. La vinculación del barrio con la parroquia lagunera había terminado de manera oficial, que no sentimental.

Había llegado la hora de la mudanza definitiva. La capilla se construyó en un minúsculo resto de solar donado por el vecino don José Pérez, y se levantó en dos fines de semana por los vecinos del barrio y con materiales donados por los mismos. Unos dieron bloques, otros pisos, otros una ventana, otros hicieron las rejas y la asociación de vecinos, en aquel entonces presidida por don Luis Sánchez, compró la campana. Como les indicaré más adelante, la capilla fue desde entonces un punto de encuentro para las gentes del barrio.

Los verdeños siempre han centrado miradas hacia su capilla, el 11 de febrero con la onomástica de la Virgen de Lourdes y en verano con sus fiestas. En febrero se organizaba antaño un festival folklórico en honor a la Virgen, hasta que en 1985, tras la reciente inauguración del Colegio La Salle (mayo de 1982), se comenzó a celebrar la misa patronal en la capilla del colegio, que siempre fue cedida para ese fin. Cabe destacar en este menester la labor de Adela, siempre pendiente de la gestión pertinente para que este acto nunca falle.

Exactamente lo mismo que sucede cada verano en las fiestas patronales desde entonces, por carecer La Verdellada de una parroquia, un proyecto que lleva 20 años en una gaveta esperando a que los vecinos se decidan a impulsarlo. No obstante, la misa patronal del 11 de febrero, desde 2000 se celebra en el centro ciudadano, con algunas excepciones como la de 2007 y este año que se celebró en Santo Domingo en conmemoración del 40 y 50 aniversario de la primera bajada, o la de 2013 por la visita extraordinaria que se realizó a Barrio Nuevo por el 50 aniversario de la consagración de su parroquia.

Las Fiestas Patronales de La Verdellada, desde su primera celebración oficial, ha pasado por diferentes etapas de altos y bajos, que las han cargado de una historia entrañable, familiar y últimamente de gran fama. Las primeras fiestas del 67 duraron un mes, y centraron su recinto festero en un salón que se encontraba en construcción de la actual calle Domingo Pérez Minik, justo frente al actual Bar La Verdellada. Ese año el presidente de la comisión de fiestas fue don Luis González, compartiendo protagonismo con don Juan José Rodríguez Trujillo como encargado de los actos religiosos.

Tras aquella ocasión, las fiestas vivieron unos años de hibernación, hasta su apoteósico resurgir en la década de los 80, de la mano del histórico Rosendo Díaz Méndez (fallecido en 1994) y sus múltiples colaboradores, entre ellos mi madre Mercedes, de la que posiblemente saque este amor por las fiestas y por mi barrio. Rosendo fue presidente de las fiestas de 1981 a 1985, y el recinto festero se movió entorno a la capilla, estando entre el 81 y el 84 en la calle Domingo Pérez Minik; instalándose el escenario y kioscos en un solar aun sin construir entorno al número 40. Y en 1985 el escenario y kioscos se instalaron en el solar de la “era”, donde hoy está el edificio “Macondo”, frente al Bar Rosendo (hoy La Tasca) en la calle Gabriel García Márquez.

Estas fiestas de los inicios de los años ochenta, fueron las que marcaron el guión del programa de actos de las fiestas verdeñas hasta nuestros días, algo así como la base de todo lo que se desarrolló posteriormente. Fueron los años en los que Fruty (Fructuoso Medina) nos animaba con micrófono en mano en cada acto, los años de Arturo con su equipo de sonido “sonificando” la fiesta, los años de las papadas, y de los dulces de Dulcería Delia, la que tenía como eslogan, “porque lo hacemos con cariño”. Que tiempos aquellos…

Tras la retirada de Rosendo Díaz Méndez, hubo una sucesión continua de presidentes y recintos festeros durante más de diez años. En 1986 los jóvenes tomaron el mando y bajo la presidencia de Ramón Ledesma, aunque con un amplio equipo de jóvenes con él, organizaron unas fiestas maravillosas en la única ocasión que se ocupó para ello la entonces calle primera, calle mayor, hoy la calle Francisco Afonso Carrillo. El recinto festero se instaló entorno a los números 39 y 40, entonces solares, el escenario estaba justo donde hoy, para agrado de todos, se ha abierto la tan reclamada Farmacia.

En 1987, las fiestas se marcharon del centro del barrio para subir hasta la explanada de la antigua entrada al colegio La Salle, justo donde hoy está la plazoleta de la Puerta de Javier Mariscall, que entonces aún era un camino de tierra. Fueron unas fiestas altamente tradicionales, influidas por el ideario nacionalista, o más bien independentista de quien fue su presidente, Argelio Hernández Quintero. No obstante, hay una persona en el olvido, que fue el “alma máter” de estas fiestas y las siguientes de 1988 y 89, nos referimos a Rosi “la Portuguesa”, maravillosa mujer que en paz descanse, y que nos dejó tan buenos recuerdos.

En 1988 las fiestas se movieron a las antiguas cuadras del Alemán, en el lomo verdeño, justo donde están hoy los bloques 1 y 14 de las viviendas sociales, frente al acceso al Campo de Fútbol. El presidente fue Juan Goya, que en Paz descanse, que estuvo muy bien respaldado por una amplia comisión de fiestas, dónde Luis Díaz o Manolo Cruz tienen mucho que contar. Estas fueron las fiestas con más bailes que se recuerden nunca, con nada menos que nueve noches de alegría.

Tras unas fiestas tan grandes como las del 88, los festejos entraron en una etapa a la baja en 1989 y 1990, salvada únicamente por la organización de pequeñas verbenas por las pocas personas que se comprometieron con los actos, esos dos años liderados por Juan Rodríguez Pérez (Juanito el de Marina) y Leoncio Rodríguez “Tito el de Carmita”…  Todos ellos estos días estarán pendiente de nosotros, porque estas fiestas ellos las amaban, pero ahora desde el cielo. 

Esta etapa a la baja tocó fondo en 1991, cuando únicamente se celebraron los actos religiosos, organizados generosamente por Juan Antonio Peña Marrero, mayordomo de la virgen. Nuestro Juanillo, que junto a su mujer Concepción Figueroa, Concha, cuidan como guardianes de la Fe, que a nuestra patrona no le falte nunca una flor en su pequeña capilla.

En 1992 y 1993, un grupo entusiasta de jóvenes y vecinos capitaneados por Francisco Hernández “Kike el del Bar Verdellada” y Carlos García “Kao”, le dieron un gran impulso a las fiestas, que trasladaron al mes de septiembre y con las que recuperaron la elección de la reina con unos festivales artísticos de gran calidad y unos bailes con orquestas de máxima actualidad en aquellos años. Siempre me recuerda Kao que aquellas fiestas se hicieron pidiendo por todos los pueblos con la hucha de la virgen, no ayudaba tanto el ayuntamiento como ahora, eran otros tiempos. Yo siempre le digo que no es el ayuntamiento en si, sino los que gobernamos ahora que tenemos más sensibilidad con las tradiciones de los barrios.

Luego pasaron el testigo en 1994, a Leonardo Medina como presidente. “Nardo” hizo las fiestas de 1994, 95 y 96, abandonando la explanada de la antigua entrada de La Salle, y trasladando el recinto festero a las mismas puertas de la capilla en 1994 y 1995, hasta su último año en el solar donde hoy está la Plaza Mayor en 1996. En la etapa de Leonardo Medina destacaron los arrastres de ganado y su apuesta por las galas y actividades infantiles. En 1996, por primera vez en la historia se eligieron dos reinas, la mayor y la infantil. Estas fueron las primeras fiestas en las que entramos como parte organizadora la asociación juvenil AJUVE de la que ya era presidente quien les habla.

Pero como todo hay que decirlo, porque de los errores también se aprende, ese año terminó la fiesta con polémica, Nardo se olvidó de contratar los fuegos artificiales, y el ayuntamiento no pago la banda de cornetas y tambores, y la Virgen salió de procesión sin música y sin fuegos oficiales. Menos mal que en aquellos años, Pilar Hernández todavía recaudaba y tiraba fuegos en el barranco con motivo de la parada del camino, al igual que Lola López en el Lomo, y esos fueron los únicos fuegos que vio la Virgen en el 96. También es cierto que Nardo cogió las fiestas a mitad de año, porque quien era el presidente, el estimado Argelio Hernández Quintero, no sabemos cómo lo hizo, pero después de seis meses de rifas, en abril se mando a mudar y no había un duro.

Nardo sin duda pasará a la historia como uno de los presidentes más entrañables que ha tenido estas fiestas, se fue con polémica, y entró con un momento que quedará para todos los que allí estuvimos grabado en el anecdotario de nuestra historia. En 1993 le robaron dos cabras, y el día que cogió la bandera como nuevo presidente de las fiestas, subió al escenario, cogió el micrófono y además de anunciar su entrada mostró su indignación por lo sucedido. Aun retumban en mi cabeza sus palabras y el tono: “Me robaron las cabras, pero yo se quienes fueron, y ahí están los secuaces ahora riendo, pero Dios está arriba… Hay Bendito Dios”… 

Yo estaré siempre agradecido a Nardo, porque fue él, quien me permitió entrar en la comisión de fiestas, una oportunidad que no desaproveché, y que Ajuve le debe mucho, porque esa oportunidad permitió, entre otras cosas, que Ajuve creciera y que en 1995, impulsara la resurrección de la Asociación de Vecinos Los Verdeños.  Tomen nota.

Continuando la historia, en 1997, año en el que se celebró el 30 aniversario de la llegada de la virgen al barrio, las mujeres quisieron organizar las fiestas. El objetivo número uno fue evitar el feo de una procesión sin banda y sin fuegos. Ese año las fiestas en sí no cumplieron las expectativas creadas, aunque si se celebró una gala muy entrañable en el recinto festero que se ubicó por última vez en la calle Gabriel García Márquez, ese año sólo se eligió a la reina infantil. Las fiestas de 1997, como comprobaremos a continuación, supusieron un punto y aparte en la historia de las fiestas patronales de La Verdellada.

En 1998 se produjeron cuatro novedades que marcarían las siguientes dos décadas de las fiestas. En primer lugar; el recinto festero estrenó su lugar y marco definitivo en la Plaza Mayor; en segundo lugar, se dividieron las elecciones de las reinas en dos galas, la adulta y la infantil; en tercer lugar, la asociación de vecinos Los Verdeños asumió la organización de la comisión de fiestas, y por último, este pregonero que les habla, con 18 años, se convirtió en el presidente de las fiestas. Y una década duré en cargo…

Recuerdo que en 1998 consolidamos lo de dar una alegoría a los escenarios y galas de las fiestas, ese año fue el “Titanic”, por aquello de la película que se estreno en aquel tiempo y ya saben como somos de noveleros aquí. Además, en esta edición se recuperó la elección de la reina mayor y se vivió la gran irrupción de los míster. Ese año estrenamos la Plaza Mayor, que desde entonces ha sido el corazón de la vida social y comunitaria de La Verdellada.

A partir de aquí se fueron sucediendo los años, el aprendizaje y la investigación profunda para potenciar las fiestas como fuente de enriquecimiento cultural para el barrio, y como algo desde dentro para exponer hacia el exterior. Podría nombrar cientos de anécdotas, pero para no aburrir más iré citando algunas de cada año…. En 1999, fue el año de la “magia” y quedó marcado por el gran “chaparón” que nos cayó en plena procesión. En 1999 se celebró por primera vez el festival de homenaje a los mayores, implicando con él en las fiestas a la naciente asociación de mayores  “La Cruz de Marca”, entonces liderada por don Ángel Figueroa, “Angelito”, al que tanto echo de menos.

En el año 2000 las fiestas adoptaron la alegoría de “Espectáculo en Las Vegas”, ese año se recuperó la lectura del pregón que fue leído por la entonces concejala de fiestas Ana Ramos. También se rescató la edición del libro-programa de actos y la por muchos odiada diana floreana, que nos destruye literalmente el sueño a las 7 de la mañana del primer domingo de agosto. También nacieron tradiciones nuevas como la del concierto joven, ese año fue el grupo “Africuya”.

En el 2001 las fiestas comenzaron a consolidar su nueva etapa de esplendor, con una gala de lujo dedicada al “Romanticismo histórico”, las escenografías espectaculares comenzaron a tomar forma y se recuperó la tradición canaria de la “Bajada del Diablo”. Este año se celebró la primera exaltación de la mujer verdeña, con la que se implicó en la organización de las fiestas a una nueva entidad, la asociación de mujeres “Lourdes”. El grupo de moda “Sin Fundamento” amenizó el concierto joven y el doctor Guillermo Guigou leyó el pregón.

En el 2002 las fiestas fueron un homenaje al poeta “Rafael Alberti” y el escenario se inspiro en “Cádiz”, el pregón lo leyó la alcaldesa Ana Oramas, y el concierto joven lo amenizó el ya desaparecido grupo “Soul Sanet”. Este año se celebró el primer gran cross de atletismo, que durante 10 años se convirtió en la prueba deportiva más importante de las fiestas.

Las fiestas de 2003, fueron un homenaje a “Barcelona según Gaudí”, que vivió su momento más brillante con la gala de elección de la reina mayor. Ese año el pregón lo leyó el Presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior. Las fiestas de 2004 fueron dedicadas a los “Musicales”, y tuvieron un pregonero de auténtico lujo, el entonces Presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín. Como novedad este año, el pregón se trasladó del centro ciudadano al salón de actos de la recién inaugurada Escuela de Idiomas. Recuerdo con cariño las palabras que nos dijo Ádan, admiraba el ímpetu con el que luchamos los Verdeños por todo en lo que creemos y queremos, dijo este es un barrio noble, espero que nunca dejen de ser unidos y jamás pierdan esa nobleza.

Tras tres años continuos de mucha monotonía en las fiestas patronales, nos llamaron a romper moldes en 2005, y se apostó por nuevas innovaciones, algunas de ellas bastante polémicas como la “noche prohibida” que ayudó a revitalizar, ¡y de que manera!, la verbena de la víspera. Recuerdo que al día siguiente me dolían las orejas en la procesión, la gente hablaba más del moro del strip-tease que de los fuegos… El pregón de 2005 lo leyó el entonces diputado Paulino Rivero, y la gala fue basada en “Transilvania”, enmarcada en una de las mejores escenografías hasta entonces.

En 2006 el pregón lo leyó la ex rectora de la Universidad de La Laguna y entonces Consejera de Industria del Gobierno de Canarias, Marisa Tejedor; en el acto del pregón actuó la londinense Anne Peter, ex componente de Bonny M. Las fiestas, alegóricas a Babilonia, contaron con dos conciertos de gran categoría, como el de “Nauzet” y el de los artistas internacionales “Monterrojo” y “Hernán”. Este año los candidatos y candidatas dejaron de decir que su mayor deseo colectivo era que el barrio tuviera campo de fútbol… y es que ese año empezaron las obras. En breve tendrán que empezar a decir que su deseo es el Cmuve, ¿o no Moisés?... El Cmuve es el futuro centro multifuncional de La Verdellada, en el que nuestro alcalde José Alberto Díaz, trabaja con cariño desde que comenzó este mandato, por lo que tiempo al tiempo, esta meta se logrará.

 De ese año 2006 quisiera extraer un fragmento de mi salutación, que viene a reflejar lo que sienten los Verdeños cuando su Virgen de Lourdes sale de procesión, y decía así:  …Alumbran mil colores nuestro nocturno cielo, el bravío fuego artificio del verano intenso y festero. ¡Ya ha salido la Virgen de los ojos bellos!. Bonita y serena, la de las bandas del azul del cielo, con las que envuelve y protege a su pueblo fiel y costalero. El primer domingo de agosto cargarte yo quiero, para pagarte tu bendición y tu divino amor de madre de los cielos…

Las fiestas de 2007 fueron unas celebraciones muy especiales, el 40 aniversario de la llegada de la virgen no se quiso dejar sin un programa para recordar. El pregón lo leyó el entonces Teniente de Alcalde de Seguridad Ciudadana, y concejal del barrio de La Verdellada, Fernando Clavijo. Curiosamente, como ha sucedido diez años después, no se quería para ese año un pregonero que no fuera de la casa. Y Fernando Clavijo, hoy flamante presidente de todos los Canarios, era y es como de la casa.

Las fiestas de ese año contaron con el concierto de “Ráfaga”, grupo internacional argentino que arrasó en su visita a La Verdellada. Y la gala de las fiestas, al igual que este año, se dedicó al aniversario”. Fue un año muy especial, sobre todo para mí, puesto fueron mis últimas fiestas como presidente de la comisión.

En 2008 las fiestas estrenaron presidente nuevo, el pequeño Moisés Afonso, al que le tocó lidiar con el que posiblemente sería su mayor reto, y al mismo tiempo la puerta grande para consolidarse en la Asociación de Vecinos Los Verdeños. La pregonera ese año fue Milagros Luis Brito, entonces Consejera de Educación del Gobierno de Canarias. Ese año visitó La Verdellada “BNK”, y la gala fue alegórica a la Era Disco. Aun escucho la voz del amigo Cesar Fernández Trujillo presentando aquella gala y luego, hablando maravillas por las ondas de la radio sobre la pasión de La Verdellada con sus fiestas.

2009 fueron las fiestas del “Chicago Musical”, del pregón de la consejera insular Cristina Valido y en si un año de transición. Este año el programa de las fiestas bajo un poco el nivel para compensar el amplio programa de actos que se llevó a cabo en diciembre, cuando se cumplieron los 50 años del movimiento vecinal verdeño.

En 2010 las fiestas volvieron a pegar un impulso, dedicadas a los mundos tropicales, destacó sobre todo el concierto de Edwin Rivera, y la celebración del baile de magos, que apenas aguanto 4 años en el programa, una pena. Ese año pregonó las fiestas el periodista Domingo Barbuzano, que hizo una loa de amor al corazón partido del barranco de La Verdellada. Que bonito fue oírlo hablar de la leyenda de AraGuy.

En el 2011 las fiestas viajaron a Mejico, el pregón fue un reconocimiento al asociacionismo verdeño del intelectual Andrés de Souza, entonces Director de la RSEAPTF. Suma y sigue el 2012 con una gala mágica dedicada a Andalucía y un escenario espectacular, y que destacar del pregón que nos ofreció Chago Melián, dónde recordó su promesa a la Virgen de Lourdes de La Verdellada.

Y en el 2013, vivimos, o yo por lo menos a sí lo sentí, uno de los pregones más intensos y entrañables que recuerdo, el de Pedro Molina. Hombre inteligente, nombrado ahora hijo ilustre de Tenerife, que ofreció un pregón sin leer, así cantado. Me comentaba Luis Sánchez hace unos días que Pedro Molina es un amigo de La Verdellada, que ayudó mucho en los años 80, cuando era concejal del barrio por la UPC. Una gran verdad.

En el 2013 las fiestas se dedicaron al mundo de la moda, y La Verdellada fue sede de la Gala de Miss y Míster La Laguna, un acontecimiento que sirvió para reconocer al barrio, cuya Reina Estefanía García, había sido coronada como Miss La Laguna 2012. Pero Gala para recordar en la historia, la de 2014, un espectáculo que nadie olvida, alegórico al mundo de la televisión, supuso sin lugar a dudas, la consolidación definitiva de La Verdellada en el top de este tipo de espectáculos en toda la isla. En 2014 el pregonero fue Carlos Alonso, presidente del Cabildo, quien firmó su compromiso de trabajar por los proyectos estratégicos de La Verdellada.

En 2015 la pregonera fue Rosa Dávila, Consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias, y la gala fue alegórica a los años 80. Este año La Verdellada cambio de escenario, y se montó por primera vez el de las Fiestas del Cristo, una gran infraestructura para unas grandes fiestas. Pero de 2015 hay que destacar el homenaje a don Félix Pérez Linares con su nuevo busto, o el estreno de la capilla tras una profunda remodelación que transformó su interior para aproximarse a la gruta de Lourdes.

Con relación a la capilla, quiero dedicarle unas palabras de este pregón, porque ella esta ahí como la canción de la Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo generación tras generación.

La capilla, que por cada estío se convierte en el centro de todas nuestras miradas, nos enseña el ejemplo de la humildad y de la resistencia de la tradición en el tiempo. Independientemente de religiones e ideologías, es la reseña que siempre queda imborrable en nuestra memoria, tras el paso por sus escalones de los jóvenes, generaciones tras generaciones.

No nos ha hecho falta tener una catedral, ni un palacio como techo, para mantener nuestra humilde pero verdadera fe y nuestra devoción en la esperanza, a la que por iniciativa popular ha sido durante los últimos 50 años, nuestra patrona protectora…

Y termino recordando algo del año 2016, dónde el pregón fue a cargo del Hermano Néstor, un amigo de La Verdellada que siempre luchó porque el Colegio Las Salle no diera la espalda al barrio.  La gala fue alegórica al Circo contemporáneo, y se estrenaron unos laser que parecía aquello la gala del carnaval de Santa Cruz en la época de José Antonio Plaza. Fueron unas fiestas con sabor a víspera, puesto que todo en ellas hablaba de la llegada del año 50. 

Y así llegamos a las fiestas del 2017, un homenaje a todos y todas las personas que han hecho posible que estemos celebrando el 50 aniversario de nuestras fiestas patronales. Y en especial, a todas esas personas que a lo largo de estos 50 años, han aportado su granito de arena a nuestra historia, y luego han partido a mejor vida, no sin antes déjanos la imagen grabada de sus mejores sonrisas, cada estío, cuando disfrutábamos juntos de nuestras fiesta patronales…

Concluyo dedicando estas palabras, a todos los que hoy no podrán disfrutar de nuestro triunfo como vecindad; porque estoy seguro que desde la estrella más brillante de nuestro inmenso cielo, estos días nos devolverán la más bella de las sonrisas en forma de agradables recuerdos, que perdidos en el tiempo, en estas fechas vuelven a llenarnos de calidas sensaciones.

Somos en parte barrio y en parte pueblo, gracias a la vocación de sacrificio comunitario que en todas nuestras manifestaciones sociales, festivas, culturales y populares, hemos puesto desde siempre los Verdeños.

Así pues, La Verdellada no debe ser una idea que se pierde en el recuerdo, sino una realidad viva y en continuo movimiento como lo ha sido durante décadas, pero sin olvidar ni descuidar jamás su más elemental sentido de convivencia entre generaciones.

Sé que es difícil mantener una idea de barrio cuyos creadores se van marchando poco a poco, pero creo que por ellos, por nosotros, por los que vendrán y en definitiva por La Verdellada, aunque al final quede un solo verdeño de corazón, hay que resistir, para que nuestra idiosincrasia, nuestra diferencia y nuestro espíritu perdure siempre en estas esquinas, nuestras  calles.

No permitamos que nuestro legado como sociedad, nuestra memoria como pueblo, y con ella el sacrificio y esfuerzo de quienes nos precedieron, se pierda. Mantener nuestras tradiciones vivas es mantener con nosotros y para los de mañana, lo que tanto nos ha costado conseguir, avanzar y construir.

Para terminar mi pregón, tomo para nuestra conciencia una de las bellas frases de una canción de Luis Eduardo Aute y así por La Verdellada, “reivindico el espejismo, de intentar ser uno mismo, porque en ello está la belleza”.

Así pues, brindemos un año más por lo que nos une, por lo que amamos. Brindemos también por La Verdellada, este lugar donde sus vecinos se unen para hacer de sus vidas un sueño, y de sus sueños una colectiva realidad...

Que comiencen así las Fiestas del 2017….

Viva La Verdellada!!! 
Viva el pueblo verdeño!!!
Viva la Virgen de Lourdes!!!



Muchísimas Gracias. 

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