lunes, 26 de diciembre de 2016

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Operación OKUPA en Barrio Nuevo

El número de casas ocupadas en Barrio Nuevo se dispara en 2016. Un colectivo okupa anuncia su interés en convertir el Barrio Nuevo en la Barceloneta de Tenerife, con viviendas “okupadas” destinadas a la cultura y la educación comunal. 

Panoramica de Barrio Nuevo

Uno de los carteles colocados por los ocupantes en la ventana de una casa okupada.

Al principio parecía algo anecdótico, que a inicios de 2015 fuera ocupada una casa terrera en la zona de El Drago en Barrio Nuevo, pero a finales de 2016 ya son 7 las viviendas ocupadas ilegalmente en el barrio, lo que comienza a causar preocupación entre los propietarios de viviendas terreras en la zona. En Barrio Nuevo existen muchas casas terreras actualmente vacías, algunas por fallecimiento de sus ancianos propietarios a la espera de reparto o acuerdos de sus herederos, y otras por mudanzas u otros motivos. 

La realidad es que la creciente despoblación de la zona de vecinos nativos del barrio, y la llegada en los últimos años de estudiantes universitarios sin arraigo en alquiler, muchos de ellos cargados de espíritu reivindicativo y revolucionario, han hecho que la zona se convierta en un foco de atracción para inquietudes alternativas, anarquistas o de ocupación, similares a las de las grandes ciudades cosmopolitas de nuestro país. 

El movimiento okupa es una subcultura del mundo occidental urbano que se comenzó a gestar entre los años 60’ y 70’ tomando como referencia a los ‘Squats’ ingleses y basándose en ideologías anarquistas, punk y hippies. El movimiento creció notoriamente en España en los años 70’ y 80’ debido a la gran demanda de vivienda que se había generado por la afluencia de la población rural hacia las ciudades. 

En Canarias este movimiento no llegó a penetrar socialmente en el ámbito cultural, como si lo hizo en las principales ciudades del país, aunque si llegó pero por motivos sociales en los años 80, y en la última década, con la crisis económica. 

Existen diferentes tipos o perfiles de ocupas, por un lado los de origen social; Una familia o personas con muchísima necesidad que se ve obligada a ocupar una vivienda abandonada o deshabitada, para poder vivir bajo techo. Y por otro lado los de origen cultural o ideológico, el okupa con “k” de kilo, que normalmente ejercita la “okupación” como ejercicio de reivindicación, y en la mayoría de los casos para justificar un hecho cultural. En resumen el tomar una vivienda es la ocupación, pero la letra “k” representa la denuncia ideológica ante las dificultades de acceso que la sociedad, economía y burocracia plantean.

La filosofía del movimiento “okupa” es la toma de edificios y terrenos abandonados con el fin de hacer uso del derecho a la propiedad. En ellos realizan cultivos, reuniones de fomento del espíritu crítico, actividades con fines sociales o políticos y en gran parte los utilizan también de vivienda comunal; siendo este el tipo de “okupación” que en estos momentos amenaza seriamente las propiedades sin uso en Barrio Nuevo.

La paradójica okupación de la última vivienda en Barrio Nuevo, dónde los ocupantes haciendo uso de su ingenio se jactaron y anunciaron su hecho con carteles en forma de rotativos en las ventanas de la vivienda, ha encendido todas las alarman en el barrio. Los okupantes, en una reciente entrevista radiofónica, y en varias reuniones en la zona, han manifestado su intención de quedarse, y transformar esta vivienda en un centro cultural abierto. Todo parece muy idílico y hasta muy hippie, hasta que contactamos con los propietarios de la casa, y confirman que han tenido que emprender acciones legales para recuperar su vivienda. 

Todo no ha ocurrido de casualidad, los colectivos afines a movimientos okupa llevan meses y hasta años, colonizando poco a poco Barrio Nuevo, observando casas en las que la correspondencia se amontona en los buzones, la hierba crecía en sus cornisas, y los cristales de las ventanas comienzaban a acumular polvo. Así fueron fichando y organizando el asalto de las viviendas claramente desahitadas y abandonas. Así una, dos y hasta 7 viviendas en los últimos dos años, y sin intenciones de parar en los próximos meses.

El nuevo colectivo se ha reunido ya con la Asociación de Vecinos Tinguaro, claramente posicionada en contra de este movimiento. Los okupas han exigido a Tinguaro “respeto a su movimiento como nuevos vecinos del barrio”, una situación que ha indignado aún más si cabe al vecindario. Los okupas no tiene intenciones de parar, la idea de convertir Barrio Nuevo en la “Barceloneta de Tenerife” (barrio de Barcelona con decenas de viviendas ocupadas convertidas en espacios culturales), así lo han dejado claro en perfiles de redes sociales. Circula incluso un mensaje en wasap con un decálogo de pasos a seguir para identificar una casa vacía y hacerse con ella, con las leyes y procesos a los que acogerse para alargar el procedimiento posterior de desahucio. 

“Este barrio carece de bibliotecas, cines, casas de la música, zonas de estudio o espacios de debate ideológico y político alternativo, y la población de la zona así lo ha manifestado con su voto en las últimas elecciones” (En Barrio Nuevo las tres últimas elecciones consecutivas, se han vivido vuelcos electorales importantes a favor de partidos de izquierda afines a Podemos), explicó uno de los últimos okupas en una emisora de radio local para asombro del resto de vecinos. 

La polémica está servida, el presidente de la Asociación de Vecinos Tinguaro, Juan Luis Marín, ha exigido mayor vigilancia policial en la zona, a lo que los okupas han respondido con la exigencia de que la asociación medie con los propietarios para que cedan las propiedades si no las están usando y así evitar el asalto. “La ocupación es un derecho, y debe ser Ley” afirman en otro panfleto que ha llegado a muchas viviendas del barrio.

Ante esta situación, el Teniente de Alcalde delegado de Seguridad Ciudadana, Jonathan Domínguez, anunció que se va a intensificar las rondas de la Policía Local en la zona, aunque aclaró que se trata de un asunto complicado, puesto que la Policía Local apenas tiene margen en este ámbito, ya que al tratarse de ocupaciones de propiedades privadas, deben ser los propietarios quienes emprendan acciones legales contra los ocupantes por la vía civil. Domínguez recomendó a los propietarios de viviendas vacías en la zona, reforzar la seguridad de los accesos a sus propiedades, y cuidar la imagen de las casas evitando la acumulación de correo o el abandono, independientemente de cualquier otra acción legal que se pueda emprender si finalmente sufre una ocupación. 

En relación a los ocupas que han mediatizado la situación, el edil aseguró que todas las ideologías, opiniones o ideas son respetables, siempre que se ajusten a derecho, y ellas no atenten contra los derechos de los demás. Domínguez aseguró no compartir en absoluto la idea de lograr espacios culturales ocupando propiedades privadas, puesto que la anarquía no cabe en un estado de derecho como el nuestro. El edil también mostró su sorpresa por las recientes declaraciones y exigencias de los okupas, las cuales tachó de “provocación sin necesidad”. La Policía Local intensificará la vigilancia en la zona, y se pedirá colaboración al CNP.

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