PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE BARRIO NUEVO EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DEL
ROSARIO DE FÁTIMA 2014
Don Ricardo Melchior Navarro
Estimados
vecinos y vecinas, queridos amigos, muy buenas noches a todos:
Sepan
que me siento muy honrado de hallarme esta noche aquí, ante ustedes, en este
lugar acogedor de nuestra ciudad centenaria, para pregonar sus fiestas, las
fiestas de Barrio Nuevo-Viña Nava en honor a su patrona, Nuestra Señora del
Rosario de Fátima; advocación de la virgen que, como luego explicaré, me es muy
familiar.
No
puedo comenzar sino dando las gracias a la Asociación de Vecinos Tinguaro y su
comisión de Fiestas por brindarme este honor, que acepto de muy buen gusto,
porque valoro las cosas que surgen de la sencillez y la humildad; al tiempo que
aborrezco los gestos pretendidamente grandilocuentes y pomposos.
Sencillez
y humildad de la que tanto saben las gentes de este barrio; sobre todo los
mayores del lugar, los que trabajaron duro para lograr el progreso y
mejoramiento de los suyos. Pero no lo hicieron desde el individualismo, sino
desde la unidad, la colectividad, la solidaridad; he ahí, creo, buena parte de
sus enseñanzas.
***
Son
enseñanzas que no pasan de moda, porque se asientan en valores universales que
toda comunidad debiera tener como guía. Valores que, como decía, ejemplifican
muy bien nuestros antepasados; quienes antes que nosotros habitaron estas islas
y dieron lo mejor de sí por ellas.
Incluso,
yendo más atrás en nuestra propia historia, ¿no es eso acaso lo que hicieran el
mencey Bencomo, su hermano Tinguaro y todos los demás guanches que trataron de
evitar la conquista castellana, sucumbiendo finalmente por la fuerza de las
armas invasoras, al precio de la vida de muchos de ellos?
Porque,
según los estudiosos de nuestro pasado, fue precisamente aquí, en el terreno que
ahora pisamos, donde se libró un enfrentamiento decisivo de la conquista
insular, la llamada Batalla de Aguere, en noviembre de 1994. Cuentan que las
huestes guanches se alineaban entre la actual Cruz de Piedra y la Ermita de San
Cristóbal, con arrojo y determinación, pese a su inferioridad en cuando a
medios de guerra.
Pero
lo intentaron, y lo hicieron unidos. Por eso su ejemplo ha quedado en el
imaginario colectivo canario, y hoy, más de cinco siglos después, sigue siendo
inspirador; como bien nos recuerda la bella escultura de Bencomo que, a poca
distancia de aquí, preside una de las puertas del barrio.
Si
seguimos tirando del hilo de la historia, vemos que los ganadores, con el adelantado
Fernández de Lugo a la cabeza, realizaron repartimientos de las tierras recién
conquistadas. Y precisamente esta zona, al sur del lugar donde se fundó la
ciudad, se cree que fue otorgada a un pariente del propio adelantado, parece
ser que por su buenas condiciones para el cultivo y el pastoreo.
Así
también ocurrió con el núcleo poblacional de mi valle natal, Valle de Guerra,
que precisamente debe su nombre a otro conquistador, Fernando Lope de la
Guerra.
Observamos
que una y otra zona, como tantas de nuestras islas, fueron pronto dedicadas a
la agricultura, pues era esencial garantizar el abastecimiento de la nueva
sociedad que surgía en Tenerife.
Esto
es muy claro en el caso de Barrio Nuevo-Viña Nava, como corrobora el hecho de
que ya en el siglo XVIII en toda la zona, incluyendo La Verdellada y Cercado
Mesa, tuviese notable protagonismo el cultivo de viñedos, propiedad de Tomás de
Nava y Grimón, séptimo Marqués de Nava.
Sin
embargo, como saben, el germen del actual barrio es más tardío, de principios
del siglo XX, cuando varios particulares comienzan a adquirir diversas
parcelas, en las que van construyendo sus viviendas. El lugar se va poblando
paulatinamente, diversificándose los oficios de sus habitantes. Por eso se
llama Barrio Nuevo, porque era la nueva zona de crecimiento de La Laguna hacia
el sur.
Sin
embargo, esta comunidad que nacía precisaba, como todas, de símbolos colectivos
que sirvieran de nexo de unión para todos sus miembros; y aquí es donde
comienza su relación con la Virgen del Rosario, que antaño era traída en
procesión hasta el barrio desde la Parroquia de Santo Domingo.
Hasta
que, fruto de la consolidación de la devoción popular por esta imagen, el Obispado
autoriza la constitución de parroquia propia, de la que el pasado año se cumplieron
50 años de vida, y que, cómo no, está dedicada a Nuestra Señora del Rosario de
Fátima.
La
Virgen del Rosario, como dije al principio, me es muy cercana; pues, como
muchos de ustedes sabrán, también es la patrona de Valle de Guerra. Allí se
instauró su ermita originaria en 1604, siendo la primera que se le dedicaba en
Tenerife.
Ya
ven, nacimientos dispares de ambos núcleos poblacionales, pero con advocaciones
religiosas comunes; diría más, con un pasado agrario común; con valores
comunes, que provienen de nuestros ancestros y que afortunadamente hoy perviven.
Valores
como la laboriosidad, la sencillez, la humildad, la unidad; valores de los que
hablaba al principio; tan necesarios para seguir adelante y superar
dificultades, y que percibo, entre ustedes, muy presentes.
Muchas
gracias por su atención.
Felices
fiestas y ¡viva la Virgen del Rosario de Fátima!
Ricardo Melchior Navarro
Barrio Nuevo, Viernes 10 de octubre de 2014.
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