sábado, 30 de octubre de 2010

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Los radares de la Vía de Ronda acaban con el mito del trazado

En un año se han reducido en más de un 98% los accidentes de tráfico en la Vía de Ronda a su paso por La Verdellada, tras la puesta en funcionamiento de los radares.

 



Los radares instalados en la Vía de Ronda en el 2009, han conseguido erradicar la peligrosidad de esta carretera, que ha sido durante los últimos años la vía que más vidas se ha cobrado en La Laguna. Y es que desde su instalación, la siniestralidad se ha reducido de forma espectacular a su paso por La Verdellada, en un tramo de 300 metros que era considerado uno de los peores puntos negros de toda Canarias. Así lo confirmaba el 28 de octubre el jefe provincial de Tráfico, Ramón Guerra, que según explicó al diario La Opinión de Tenerife, "el problema era el exceso de velocidad, pero ahora que respetan los límites no hay más víctimas mortales y, por ende, el problema ha desaparecido".

De acuerdo con las estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT), la vía de ronda es transitada a diario por 20.000 vehículos. Ramón Guerra puntualizó al diario tinerfeño que, entre los 600.000 coches que circulan por ahí cada mes, sólo 250 son multados por exceso de velocidad. A esta baja tasa de infractores, detectada por radares y controles de la Guardia Civil, se suma el hecho de que los conductores sancionados no sobrepasan en más de 20 kilómetros el límite permitido.

En concreto, durante el pasado mes de septiembre hubo 246 denuncias. De ellas, 235 fueron por circular a menos de 80 kilómetros por hora. Los días laborables son los de más afluencia en esta vía interurbana. No obstante, la mayoría de las multas se registran cuando menos flujo circulatorio hay, los sábados y domingos en una franja horaria que va de las ocho de la mañana a las cuatro de la tarde.

En lo que va de año, la vía de ronda no ha registrado ningún accidente grave, un dato que contrasta con los cinco muertos de 2008 y las cuatro colisiones frontales del mes de febrero de 2009 que se saldaron con dos fallecidos. Tal cantidad de víctimas provocó que, en marzo del año pasado, un grupo de familiares y amigos de las víctimas se movilizaran para reclamar una remodelación del trazado, mientras que la Asociación de Vecinos Los Verdeños se plantó y no participó en la manifestación, sindo muy criticada por ello, porque consideraba que lo prioritario era reclamar la colocación de los radares para evitar los accidentes y una reforma general que podría tardar años en hacerse.

En ese momento, se habló de que serían necesarios cinco millones de euros para introducir cambios en la configuración de la carretera, que incluyeran la colocación de una mediana, la repavimentación y modificación de las curvas y las canalizaciones. Se pensaba que así se evitarían las dos incidencias más habituales: choques frontales y deslizamientos a causa de las lluvias.

Sin embargo, el tiempo parece haber demostrado que lo único que hacía falta para evitar que la tragedia se siguiera repitiendo era pisar el freno, por lo que Los Verdeños no se equivocaron al exigir como prioritario el radar, y dejar la gran reforma para una negociación y planificación más sosegada.

La directora insular de Carreteras, Ofelia Manjón-Cabeza, aseguró, también al periódico La Opinión, que antes de que se produjera la ola de accidentes de principios de 2009, "el Cabildo de Tenerife había cambiado la capa de rodadura de ese tramo, para colocar una antideslizante, y había introducido mejoras, pero la clave del problema estaba en la velocidad".

Manjón-Cabezas explicó al periódico La Opinión, que tras analizar en profundidad el asunto, junto a la DGT y al Ayuntamiento de La Laguna, se decidió colocar radares fijos y reforzar la señalización de este trayecto, advirtiendo a los usuarios de la presencia de estos dispositivos de control y del límite de velocidad de circulación, fijado en un máximo de 60 kilómetros por hora.

El concejal de Seguridad Ciudadana de La Laguna, Antonio Pérez Godiño, indicó también a La Opinión, que "los resultados de estas medidas disuasorias han sido muy satisfactorios". "Tenemos que alegrarnos todos por lo que ha pasado y valorar que los conductores respeten ahora el límite de velocidad, considerando que esta no es una autopista. Es una carretera que se construyó donde se pudo y tiene una cierta dificultad debido a su configuración. Pero si se respetan las normas, el riego queda neutralizado. A las pruebas me remito", añadió Pérez Godiño.

El jefe provincial de Tráfico cree que el cambio radical que ha experimentado esta ruta en apenas un año obedece a una tendencia general de descenso de accidentes desde que se puso en marcha del permiso por puntos y se modificó el Código Penal, tipificando como delito y estableciendo penas de cárcel para infracciones que antes tenían una mera sanción administrativa.

En los primeros diez meses de este año, las muertes en carreteras interurbanas de la provincia tinerfeña se han reducido un 50%. "Son buenos datos, pero no nos podemos relajar. Mientras tengamos un muerto, estamos obligados a seguir trabajando", matiza Guerra. En la misma sintonía, Pérez Godiño manifiesta que "en la vía de ronda hay un antes y un después con los radares y los controles presenciales de la Guardia Civil". Aunque también advierte que "tenemos que lograr que la gente tome conciencia del peligro, porque hay algunos que con una recta de 50 metros se sienten en el circuito de Indianápolis".

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