El invierno también es lugar de flores, blancas y brillantes de frutales veraniegos que explotan en el frio de las lluvias de enero, y muestran su mayor esplendor en febrero. La Verdellada, antaño agrícola y ganadera, recuerda su pasado en cada estación a través de los restos que conserva de aquel antaño pago campesino. Estos días los almendros y frutales de verano, se han llenado de flores, para regalarnos la imagen más bella de este invierno, que comienza ya su recta final. Entorno a la Casa del Barco, en el Seminario, o en su mayor exponente en los altos del Valle Colino y Lomo Verdeño, los árboles lucen blancos para ofrecernos su espectáculo.
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