Se cumple más de un año del cierre del Centro Ciudadano
El próximo 15 de mayo se cumplirá un año y dos meses del cierre del centro ciudadano de La Verdellada por las restricciones del Covid19, primero por la cuarentena obligatoria, y luego por la visible incapacidad de ayuntamiento para fijar un protocolo de seguridad y uso del mismo.
El 14 de marzo de 2020, se declaró el estado de alarma en España y con ello se iniciaron 98 días de cuarentena y confinamiento civil, como medida para evitar la propagación del Covid19, en lo que fue la primera ola. Pasado este periodo de contagios, comenzaron abrir centros educativos, culturales, e incluso espacios deportivos y de recreo municipales.
Cada área del ayuntamiento se organizó para no parar sus servicios, salvó Participación Ciudadana, que de manera inicialmente prudente, y posteriormente por insuficiencia de gestión, ha sido incapaz de organizar un protocolo para garantizar una apertura segura para los centros ciudadanos.
Hasta el momento, tan sólo se han abierto algunos centros, con personal municipal, y para actividades concretas autorizadas por la concejala del área. Frente a estos centros privilegiados, están el resto, los que gestionan de manera directa y altruista las propias asociaciones en virtud del reglamento de uso y gestión de los centros ciudadanos, entre ellos el de La Verdellada. Centros que siguen pagando servicios como el de limpieza, luz, agua o internet sin recibir uso alguno.
La inexistencia de un protocolo de uso y acceso al Centro Ciudadano de La Verdellada, que tiene apenas 300 metros cuadrados, es lo que ha impedido que se pueda reabrir al público. Las asociaciones del barrio esperan desde junio de 2020 por estas directrices, que según el ayuntamiento, primero estaban pendientes de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, hasta que desde la consejería dijeron que eso era competencia del ayuntamiento. Luego tocó esperar por el técnico municipal que estaba estudiando como realizar ese protocolo, del que nunca más se supo.
Un protocolo de uso estándar consistiría en definir un número de usuarios máximo en cada edificio, obligatoriedad de mascarillas, poner alfombras desinfectantes y dispensadores de gel hidro alcohólico, y doblar el servicio de limpieza de los mismos. Resulta curioso, no obstante, que el servicio de limpieza se haya mantenido durante este año, sin que se haya podido dar uso a las instalaciones, con el costo que esto ha supuesto para las arcas públicas.
La pena es que el Centro Ciudadano es una infraestructura que se ha desperdiciado en un momento de vital importancia social para el barrio, puesto en el se han podido realizar tareas de asistencia a los vecinos que lo han pasado mal estos meses, o permitir a los colectivos celebrar sus reuniones organizativas, con las mismas medidas de distancia y sanidad que se aplican en los espacios culturales del ayuntamiento.
Las asociaciones han sido muy pacientes durante todo este año, de hecho en ningún momento han presionado ni criticado la dejadez del ayuntamiento a la hora de dar soporte y apoyo a las asociaciones en este momento tan complicado.
Las asociaciones han sido responsablemente pacientes y lo seguirán siendo, tal y como ha afirmado el coordinador de la Federación Unión Verdeña, porque las asociaciones de vecinos en este momento no sólo deben resistir a las consecuencias del Covid19 en los barrios, aportando sus propios medios en ayuda de los vecinos que lo necesitan, sino también a la asfixia que supone el cierre de los centros por parte del ayuntamiento.
Los vecinos preguntan con cada vez más frecuencia por la justificación del cierre del centro, puesto ven cafeterías, supermercados, guaguas y tranvías llenos de gente, y no cuadra el criterio que se usa para bloquear la apertura del centro ciudadano. Por ahora la única respuesta posible a esta pregunta es; "se abrirá cuando el ayuntamiento lo determine, y punto, ellos son los que saben, lo hacen así por nuestro bien", porqué así es la participación ciudadana de la nueva era.
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