martes, 7 de enero de 2025

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Adiós a don Santiago Cruz, el sacerdote que siempre enseñó lo importante de amar al prógimo 

Este 5 de enero amaneció con la triste noticia del fallecimiento de don Santiago Cruz Dorta, párroco de La Verdellada y Barrio Nuevo durante 30 años, que logró convertirse en "familia de todos".








La Verdellada y Barrio Nuevo amanecieron este 5 de enero con la triste noticia del fallecimiento, a los 86 años de edad, de quien durante un cuarto de siglo capitaneó con mano de misericordia santa, la parroquia de nuestro barrio; El Reverendo Señor don Santiago Cruz Dorta, el cura bueno, el hombre amable, chistoso y siempre empático con el dolor y la felicidad ajena.

Don Santiago anunció su jubilación tras la celebración de su 85 cumpleaños el 25 de junio de 2023, la cual se produjo oficialmente en septiembre del mismo año cuándo fue relevado por don Domingo Navarro Mederos, momento en el que se convirtió en nuestro párroco emérito hasta su fallecimiento.


Don Santiago llegó a la parroquia del barrio en el año 1994 en sustitución de don Aurelio Feliciano, y en aquel entonces pocos imaginaban que aquel hombre gomero, que llegaba con mucha humildad tras 21 años de exitoso pastorado en la Cruz Santa (Los Realejos), iba a labrar en el corazón verdeño y viñanero un cuarto de siglo de tan entrañable historia.

Llegaba de dejar una profunda huella en la parroquia de la Cruz Santa, tanta que incluso llegó a ser merecedor de la Medalla de Plata de la Villa de Los Realejos, en un municipio que hasta rotuló una calle con su nombre, y cuyo actual alcalde, Adolfo González, mostró la profunda tristeza del pueblo realejero por la partida del párroco.

Don Santiago nació el 25 de junio de 1938, en Playa Santiago, en el barrio de Tecina, en San Sebastián de La Gomera, dónde creció y adquirió los valores cristianos que le llevaron, junto a otros referentes de su generación, al camino del sacerdocio. Tras pasar por el viejo Seminario Diocesano del barrio El Timple, finalmente fue ordenado presbítero en junio de 1965 por el entonces obispo Luis Franco Cascón.

Comenzó el ejercicio de su ministerio en su isla natal, concretamente en las parroquias de Hermigua y Agulo, entre 1965 y 1973, donde tuvo que trabajar duro para ganarse la confianza de sus parroquianos, puesto “sustituyó a un cura que abandonó la iglesia para casarse con una mujer, algo que generó mucha controversia en el pueblo gomero de la época”.

Era entonces un joven hombre de Fe con ideas humanistas y con aspecto de San Martín de Porres, que no sólo logró unir de nuevo a los parroquianos, sino que, como convirtió en filosofía de su pastorado, se mezcló con el pueblo como uno más, en las casas, en las cantinas, las asociaciones y en la vida misma.

Cuentan como hito de sus años como párroco en su isla natal, que en aquella época en los pueblos del norte gomero solo existían las sociedades o casinos (hoy centros culturales) de los "ricos", y que desde su vocación humana fue quien creó la primera sociedad cultural, o asociación, para la gente pobre, contra la opinión de los que ostentaban el poder establecido en la época.

No se sabe si fue por su vocación social, o si fue por el poder establecido en aquellos años, que fuera trasladado en 1973 a la isla de Tenerife, para hacerse cargo de las comunidades de la Santa Cruz, La Montaña y La Zamora en Los Realejos, con 38 años recién cumplidos. Allí estuvo 21 años, hasta su llegada a nuestro barrio en 1994, para concluir su vida sacerdotal en La Laguna, muy cerca de donde empezó su ministerio pastoral con su formación en el viejo Seminario del barrio El Timple (La Verdellada).

Estos fueron años de pluriactividad para don Santiago, que además de párroco para sus parroquias, ejerció la docencia como profesor de Religión en los institutos de la zona, y ejercicio diferentes responsabilidades en el Arciprestado de La Laguna, lo que le permitió tener una transversalidad generacional en su contacto directo con la gente, desde las altas esferas, hasta los más jóvenes.

En sus 30 años de párroco en nuestro barrio, supo compaginar su labor pastoral más social con la gestión de las parroquias, y es que, aunque compartan templo, La Verdellada y Barrio Nuevo son parroquias distintas, algo que bajo su ministerio no se notó, puesto siempre trató con exquisito mimo e igualdad a los feligreses de ambas parroquias.

Su labor aquí comenzó con las gestiones que permitieron la adquisición de la parcela destinada a la futura parroquia y complejo social de La Verdellada, situada en la calle Timoteo Alberto Delgado, para la que incluso se llegó a presentar un proyecto básico en 1998, tras la firma de escrituras junto con el entonces obispo Felipe Fernández.

El ayuntamiento permutó con el obispado la propiedad de la ladera sur de la montaña de San Roque (Trasera del Seminario Diocesano), por varias parcelas con destino finalista de construcción de parroquias en distintos barrios del municipio, entre ellas la de La Verdellada. Aquella operación permitió al municipio convertir en público el suelo que hoy se está transformado en un gran parque periurbano, y al Obispado obtener varias parcelas urbanas para la construcción de los templos parroquiales en distintos barrios.

El de La Verdellada iba ser un proyecto de arquitectura contemporánea, para ubicar en ella la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes y San Pedro y San Pablo, abierta a incluir a San Juan Bautista de La Salle, que incluía una sala mortuoria, salones de actividades docentes y sociales, junto con el templo religioso en su superficie. Don Santiago incluso creó la comisión gestora, que se reunió varias veces y acordó encargar el proyecto de ejecución, en cuya misión, el entonces alcalde Elfidio Alonso, ofreció una partida económica para iniciar las obras en 1999.

Pero todo aquello quedó paralizado tras los informes técnicos que descubrieron un problema de seguridad estructural por aluminosis en el templo parroquial de Barrio Nuevo, que obligó a don Santiago a priorizar sus actuaciones y aparcar el proyecto verdeño.

Comenzó así el que será su principal legado histórico, la reconstrucción de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, que tuvo que demoler en 2004, trasladar y posteriormente reconstruir en su misma parcela, con la colaboración de la comunidad parroquial de ambos barrios, y el apoyo del Ayuntamiento de La Laguna, entonces liderado por la alcaldesa Ana Oramas.


Tras la apertura del nuevo templo de Barrio Nuevo en 2008, llegó la crisis económica con todos sus dramas sociales, recortes de inversiones en infraestructuras, y el propio envejecimiento de don Santiago, que no se vio con fuerzas suficientes para retomar el proyecto de la parroquia verdeña, y se vería obligado a priorizar su labor a estar cerca de los más necesitados.

Precisamente en medio de aquella crisis social fue cuando don Santiago mostró su cara más empática, humana, cercana y leal con el sufrimiento de los más pobres, intensificando su labor de acompañamiento a los mayores en soledad o enfermos, así como impulsando toda la estructura de Cáritas parroquial.

En todos estos años, don Santiago ha sido homenajeado por sus feligreses y vecinos en varias ocasiones, destacando el Premio Ajuve 2019, el homenaje en las fiestas patronales de La Verdellada en 2023, o el que recibió en las fiestas patronales de Barrio Nuevo en 2018 y en 2011. Precisamente las fiestas patronales siempre fueron motivo de apoyo y alegría para don Santiago, que en el caso de La Verdellada apoyo o tomó acuerdos que se convirtieron en tradición, y que le reconfortaron en su Fe, por su manifiesta vocación mariana.





La rememoración de la bajada de Nuestra Señora de Lourdes desde Santo Domingo de Guzmán cada 10 años, coincidiendo con el aniversario de la primera vez en 1967, e iniciadas en 2007, fue una de ellas. Don Santiago y don Lucio Gorrín, párrocos de ambas iglesias entonces, ha propuesta vecinal, decidieron con el visto bueno del Obispo don Bernardo Álvarez, lo siguiente:
"La sagrada imagen de Nuestra Señora de Lourdes de La Verdellada, será trasladada cada diez años a la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, para rememorar el origen de su devoción verdeña, cuando fue bajada en andas por los vecinos en 1967 por primera vez. Esta bajada de la imagen se ha de celebrar en febrero, coincidiendo con las fechas del día 11 del segundo mes del año, en la que se celebra la festividad religiosa de la Virgen de Lourdes. Festividad de invierno que en los años que no haya bajada, se rememorará con santa eucaristía o triduo, y procesión de candelas por las calles de costumbre en el propio barrio viejo".
Esta tradición se ha consolidado y mantenido, aunque en el caso de la festividad del 11 de febrero en el barrio, hay que citar las excepciones de los años de pandemia, o en el 50 aniversario de la creación de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, celebrada en 2013, cuando de manera extraordinaria la patrona de La Verdellada visitó y celebró su fiesta onomástica por primera vez en su historia en el templo viñanero, al igual sucedió con la fiesta religiosa del primer domingo de agosto, que en los años 2020 y 2021 también se celebraron en el templo parroquial de Barrio Nuevo.

Don Santiago supo así, a través de la Virgen de Lourdes, unir a sus parroquias a través de la Madre, que siempre tuvo en el centro de su trabajo y que con tanto mimo y cuidado convirtió en el centro de la vida cristiana de La Verdellada.

Otro acontecimiento histórico obra de don Santiago fue la visita extraordinaria de la imagen de Nuestra Señora del Rosario de La Laguna a la parroquia de Barrio Nuevo, que se llevó a cabo en octubre de 2013, como cierre de los actos conmemorativos del 50 aniversario de la creación de la parroquia. 

En aquella fiesta de la Fe y el fervor de la misa solemne celebrada el 12 de octubre, también se propuso que esta visita de la Virgen del Rosario que dio nombre al barrio en la primera mitad del siglo XX, se repitiera cada 10 años. En 2023, el relevo en la parroquia por la jubilación de don Santiago, y la inexistencia de comisión vecinal que asumiera la organización de este acontecimiento, diluyó aquella bonita propuesta.



Con estas pequeñas pinceladas históricas de la obra y trayectoria de don Santiago Cruz como párroco, queremos hacer un pequeño homenaje a su legado y memoria, tras su triste fallecimiento este pasado 5 de enero.

Su funeral se ofició en la propia parroquia que con tanta ilusión reconstruyó, la cual estaba abarrotada de fieles para darle un último adiós al cura bueno. El actual párroco, don Víctor Manuel Roa, tuvo la iniciativa de abrir el templo y hacer las gestiones para que las últimas horas de capilla ardiente se pudieran hacer en su iglesia, cerca de su barrio y su gente. Por ello el cuerpo sin vida de don Santiago entró de manera solmene en su templo pasadas las de 10,30 horas de la mañana del 6 de enero, para recibir el último adiós de su comunidad parroquial en peso.
 
La ceremonia religiosa, cantada por el coro parroquial que con tanta ilusión impulsó don Santiago, resultó muy emotiva, con la presencia del obispo emérito don Bernardo Álvarez, y más de una docena de párrocos y curas de la diócesis, así como la alcaldesa de Agulo, Rosa María Chinea, y el Viceconsejero de Comunicación del Gobierno de Canarias, Jonathan Domínguez, como únicas autoridades civiles presentes.

También estaban los presidentes de las asociaciones verdeñas y viñaneras, miembros de las comunidades parroquiales de la Cruz Santa, y del barrio, cuyos representantes cerraron la eucaristía con unas emotivas palabras de despedida y celebración por la vida de don Santiago. El féretro que portaba el cuerpo sin vida del párroco salió a hombros de varios compañeros del clero lagunero, recibiendo un caluroso y largo aplauso de los varios centenares de personas allí presentes.


Descanse en Paz, Eterno en nuestros corazones.


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